Debido a la educación que la mujer ha recibido, siempre ellas han sido las que más peso han tenido en las labores domésticas, y cuando han tenido que incorporarse al trabajo fuera del hogar, éste peso no ha sido repartido equitativamente con el hombre. Por lo tanto es muy duro conciliar trabajo y hogar.
Cambiar aptitudes y tener buena disposición es importante para reparti tareas, y que el cuidado de los mayores y de los pequeños sea tarea de todos sin distinción de género.
Ana María Fernández Martínez
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